miércoles, 23 de marzo de 2016

Cafe...


No cambio por nada esos momentos... una mesa, dos tazas, dos platos, dos manos, dos bocas...
Y después del desayuno tan extraño que preparo el cual mi amor se devora con mucho cariño  para después agradecerme y (seguramente en silencio pedirle a Dios que no le caiga mal) ... yo agradezco el que no pase algo así ... porque de verdad no soy tan buena en la cocina, como en muchas otras cosas, pero al menos le echo ganas e intento junto con mi amor disfrutarlo... y bueno por si no se han dado cuenta me he transformado, no mas bien no es eso, si no que he evolucionado en otra mujer que sigue sus instintos pero con más perspicacia... adopte otras actitudes que me mantengan más alerta en cuanto a tratar con mis elocuentes emociones... porque necesito estar más relax, para que todo a mi alrededor gire igual de relax... ¿Me explico?...
Y uno de mis grandes cambios ha sido el degustar algunas cosas que no eran de mi agrado... un buen ejemplo : el cafe... el cual no tomaba, por el simple echo de no saber darle ese toque de agradable sabor que se nota en los gestos de los cafetalinos... (con esa palabra me refiero a todo aquel que le fascina el cafe) ... y pues bueno, hasta hace poco odiaba el cafe... si, lo odiaba, porque además se sirve caliente... y bueno mi no me gustan los alimentos calientes... pero desde que lo probé en los labios de mi adorable grumpy, descubrí el verdadero sabor a gloria... y ahora me encanta con tan sólo distinguir el vapor caliente que arroja como fumarolas de arte ... y entonces , lo repito sosteniendo que no cambiaría por nada los momentos gratos que comparto con mi amor, junto a una mesa, el vapor caliente y ese dulce aroma que solo segrega una exquisita taza de...  cafe... 

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